martes, 25 de enero de 2011

Análisis sintáctico, semántico y pragmático de un argumento

DIAZ VANEZCA, María del Carmen

E
l lenguaje en cualquiera de sus manifestaciones externas, es considerado como una actividad humana, social, la cual se establece a través de una interacción y una acción comunicativa que se da entre hablantes, con la finalidad de lograr un efecto con las palabras enunciadas. Una de las expresiones de la comunicación lingüística  incluye el argumento el cual es atendido como enunciados ordenados que se articulan y poseen una significación integral condicionando su estructura, representando o describiendo algún estado del mundo; el argumento busca convencer o persuadir al oyente o lector  por poseer una finalidad perlocutiva.
Para que el argumento sea comprensible y logre el fin buscado, es menester realizar un análisis sintáctico, semántico y pragmático de los sistemas de los signos, como base para realizar una comunicación efectiva por estar éstos relacionados, aunque cada uno de ellos se fije en aspectos diferentes en la actividad lingüística.
La sintaxis de las lenguas naturales, estudia la organización, estructuración y reglas sintácticas que dan como resultado las oraciones, enunciados, proferencias y expresiones-tipo, las cuales deben estar bien formadas y tener las condiciones apropiadas. El aspecto sintáctico admite un tratamiento formal porque se pueden realizar un análisis de la estructura que presenta la comunicación lingüística, el modo como están articulados los signos y los límites que deben considerarse al expresar las ideas, todo ello con la finalidad, de llegar a una conclusión consistente con las buenas razones esgrimidas, de modo que se logre la persuasión esperada.
Para la estructuración de un argumento se requiere de la expresión de un lenguaje consistente con los signos y símbolos expuestos con respeto a las reglas  de uso lingüístico propio de una lengua para que tengan sentido.
La semántica como porción de la teoría del significado se le encomienda enterar al lector de los aspectos que se comunican  mediante aserciones, para producir en él, el efecto buscado, al reconocer la intención de lograr dicho efecto. La semántica de un lenguaje es atendida como unas sucesiones de pautas de usos, que tienen un contenido y siguen reglas establecidas convencionalmente por el colectivo. Uno de los aspectos más importantes de la semántica es la intencionalidad de lo expresado, guiando al lector para que asocie el significado de la palabra a un objeto. Los signos y símbolos usados deben ser significativos y con significado para sí y para el otro, para así lograr la efectividad en la actividad lingüística esperada.
Lo que nos permite comprender lo expresado en el argumento, no es el sentido semántico de los vocablos o el significado de los signos que lo componen, sino la comprensión global de la lengua, el motivo, el tiempo, el contexto y es por ello que en el sistema de los signos la pragmática juega un papel determinante en este análisis.
La pragmática se fundamenta en el uso social del lenguaje en el que prevalece el contexto, el cual debe ser pertinente y compartido por los hablantes, para originar e interpretar lo comunicado, fundamentándose en el entendimiento de lo que se quiere decir. El aspecto contextual precisa de la fuerza ilocutiva, por ser el proceso comunicativo una interacción que se plantea entre hablantes y que su fin último es lograr algo con las palabras, entre ellas: decir cómo son las cosas, tratar de influir en la conducta del otro, cuando nos comprometemos a hacer algo, al expresar nuestro sentimiento, o producir cambios a través de lo que emitimos. Esta fuerza ilocutiva, nos muestra en qué sentido debe interpretarse lo expuesto, dejando claro el acto ilocutivo empleado por el hablante y las acciones que se producen a través de las palabras, usando para ello, una diversidad de contenidos.
La comunicación lingüística sólo será efectiva cuando sabemos cómo podemos captar  lo leído en un argumento y esto lo da la fuerza ilocucionaria, ésta nos va a permitir saber si se trata de una orden, de un ruego, de una promesa, entre otras cosas que se pueden hacer con el uso de las palabras. De esta manera, el propósito o el cómo es considerada una expresión, está establecida por reglas integrantes de  los actos de habla, los cuales están determinados por  la estructura de la mente, por ser ésta la que crea el significado.
La fuerza ilocucionaria de una expresión contenida en un argumento nos va a permitir alejar las posibles ambigüedades que pudiera presentarse, de esta manera, se logrará que el lector capte la información suministrada y actúe en consecuencia.
Al comunicarse a través del argumento, los seres humanos interactúan, coordinan y establecen acuerdos mediante el uso del lenguaje natural y la base de esta comunicación es la comprensión. Al realizar acciones comunicativas es menester adecuarse a las exigencias y parámetros que hacen posible el sentido que se le da a lo expresado y la comprensión necesaria para que pueda captarse de manera adecuada, lo que se quiere decir; de esta manera se logra la convicción compartida de la validez de los enunciados profieridos.
El argumento es una forma de comunicación lingüística, usada para persuadir, convencer, resolver un conflicto, en el cual deben emplearse normas vigentes, conceptos y técnicas específicas en el campo sobre el cual se está esgrimiendo, buscando la adhesión de los lectores a la interpretación que exponemos para lograr el asentimiento del colectivo; resultando aceptable, si su contenido presenta una coherencia sintáctica, además de ser aceptado y comprendido desde el punto de vista semántico y pragmático.

Bibliografía
John Searle: “Cómo funciona el lenguaje: el habla como un tipo de acción humana”, en
Mente, lenguaje y sociedad, Alianza editorial, 2001, 123-140.
Juan José Acero, Eduardo Bustos y Daniel Quesada: Introducción a la filosofía del
lenguaje, cap. 2: “Algunos conceptos básicos”, ediciones Cátedra, Madrid, 1982, pp.
30-43.

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